El legado de Martincito

Juan Ramón Morales (EMPRESARIO)

Martincito tuvo el tino de aupar la candidatura de la persona menos indicada en abierta traición al pacto que en el 2004 adquirió con Juan Carlos Navarro. Sin embargo, pareciera que lo que quería era dejar un panorama despejado y abierto en condiciones de poder volver a la arena política dentro de 10 años sin que nadie le hiciera sombras, pues al Toro lo considera liquidado; esto lo ha logrado parcialmente.

Martincito ha logrado liquidar a Balbina, lo que ha sido fácil y a Juan C. Navarro, que es un contendor difícil para él. Pero como que Martincito no ha tenido la capacidad de entender que su administración ha sido luctuosa, deficiente, corrupta y sabe Dios cuántas cosas más, con una calificación que no llega a regular, sin posibilidades de intentar volver.

Es un hecho que el legado que nos deja Martincito es el de exterminar, como lo ha hecho, al partido que fundó su padre, por su ambición desmedida pensando en volver en diez años, como si se tratara de una administración lucida y ejemplar.

Martincito: A pesar de tu incapacidad y tu desastrosa administración, las generaciones futuras tienen una deuda contigo. La historia negra, el lastre de vergüenza y tragedia gracias a ti, han reaparecido para que las generaciones jóvenes de mi patria la conozcan.

Si no te hubieras empeñado en postular a Balbina, ese tramo de la historia se hubiera mantenido oculto, como ocurrió durante la candidatura del Toro y la tuya, que en verdad no son comparables con la de esta campaña. Con una candidatura de Juan Carlos Navarro, ese pasado hubiera seguido oculto, tal vez inadvertido porque como en el caso de las otras dos, el pueblo panameño fue parco y condescendiente.

Hoy todo ha sido distinto porque un personaje funesto del pasado fue escogido por ti. Gracias.

Concluyo, Martincito relatándote dos sueños que se conectan con lazos indestructibles por la veracidad de los hechos. Cuando recibiste la credencial de Presidente, tuve un sueño: Tú veías una camisa a los lejos, pero ésta era muy grande, esa camisa era la Presidencia de la República, y te veías con una estatura, algo así como la de Pulgarcito; y al ver la camisa dijiste: “¡ajó, pero esa camisa me queda muy grande”.Casi cinco años después, he tenido el mismo sueño.

En él me acerqué a ti y te dije: “Martincito, tenías razón, la camisa te quedó muy grande”. Pese a ello, la usaste y de tanto arrastrarla en el lodo y en el cieno, la destrozaste y la infestaste, por lo que urge un cambio y lo primero será una desinfección profunda. Así son las cosas.