
La Prensa. 8 de mayo de 2009. Página 13A
Carlos E. Guzmán L.
El orgullo que tengo respecto a mi padre, Carlos Efraín Guzmán Baúles, es tan grande, que desde el día de su vil asesinato nunca tuve en mi corazón un sentimiento de venganza hacia quienes planearon, ejecutaron y apadrinaron el ataque a la marcha organizada por la Cruzada Civilista Nacional, aquel domingo 13 de septiembre de 1987. Sin embargo, sí un profundo dolor al ver caer su cuerpo sin vida; y al ver aquella trágica escena, surge de mi mente una pregunta: ¿Por qué?
La marcha civilista sólo exigía libertad, justicia y democracia, exigía un mejor país, exigía el país que hoy día tenemos y que ellos no quisieron. Aclaro que en el país que hoy día tenemos, aún nos queda un largo camino por mejorar.
Hemos dejado que el tiempo cure las heridas del pasado; gran error hemos cometido. Hoy día estamos pagando las consecuencias por no haber actuado con justicia en su debido momento. ¿Qué puede ocurrir en nuestro país si no tenemos actos de justicia? Pues lo mismo que sigue ocurriendo todos los días, cada mes y cada año que pasa: la degradación del futuro que todos deseamos.
Estas pasadas elecciones tuvieron características similares a las del 7 de mayo de 1989. Las únicas diferencias que puedo analizar son dos. La primera es que en aquella ocasión hubo robo de urnas y de actas, y la segunda, consecuencia de la primera, es que el tribunal electoral declaró el 10 de mayo de 1989 la nulidad de las elecciones en todos los niveles de los cargos que estaban en juego.
Las similitudes son muchas, como la unión del país por un mismo sueño, la unión de los partidos políticos verdaderamente democráticos, la sensación de peligro que se vivió antes y durante la ejecución de las elecciones, el rechazo a una figura maligna y, por último, los resultados de las elecciones.
Los resultados de las elecciones del 7 de mayo de 1989 son casi idénticos a los del domingo 3 de mayo de 2009. Según un recuento de votos basado en el 80.9% de las mesas de votación, la oposición ganó con el 65%, y Colina pierde con el 26% de los votos, el 9% de los votos restantes me imagino que quedan como nulos o en blanco.
Estos resultados demuestran que al igual que en las elecciones del 7 de mayo de 1989 decidimos no saber más de Noriega, en las recientes elecciones del 3 de mayo de 2009, decidimos no saber nada de Balbina Herrera. Esto es el sentir del país, es uno de los mensajes del pueblo, y es justicia que el pueblo se hace a sí mismo, a quienes lucharon en las calles y a quienes ofrecieron su vida por esta gran nación.
Balbina Herrera debe entender que el país no la quiere como administradora de la cosa pública y mucho menos como líder de la oposición. ¡Balbina, el pueblo ha hablado, espero que lo entiendas!
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