OPINION
José Arroyo Hudson

Ese es el pensamiento que debe estar rondando la mente de todos los miembros de bases que, en su momento, han conocido la idiosincrasia del PRD, hoy fundido en la más grande crisis desde que fue creado, producto de la desorganización por parte del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que no le interesó fortalecer las estructura organizativas del colectivo que fundara Omar Torrijos.
La difícil situación que enfrentaron las aspiraciones eleccionarias del PRD es el producto de la incapacidad mostrada por los altos dignatarios del partido. Estos siempre gobernaron de espalda al colectivo, nunca respetaron la militancia de los miembros de base, se rodearon de sus amiguitos, que nunca militaron; nunca les interesó la suerte del partido, porque ha ellos sólo les interesaba hacer negocio, y buscar sus propios beneficios.
Causa una profunda tristeza visualizar el futuro que depara al PRD, colectivo que fundó el líder máximo de la revolución, y creado para que fuera la trinchera de los indígenas, campesinos, negros y pobres, para que dentro de él pudieran tener una participación activa en el devenir político nacional. Esa visión ha sido desvirtuada por un grupito liderado por el propio Martín Torrijos, creando una fracción anti-torrijista.
Ahora, el llamado es a defender nuestra herencia, pues tenemos buenos dirigentes que se han mantenido como el verdadero relevo en este glorioso partido, y están dispuestos a rescatarlo de la reciente debacle electoral recibida. Por eso, solicitamos que se vayan todos los miembros de CEN, que ponga sus cargos a disposición de las base para iniciar la reestructuración nacional.
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